Guatemala
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PEDRO IXIM Y LA SIGUANABA
FUENTE: Leyendas de Santa Ana Huista, Huehuetenango, Guatemala. Elder Exvedi Morales Mérida.
Ya el sol había retornado a su nido y la noche, como ishtía traviesa, comenzaba a correr por las calles serenas de Santa Ana Huista; y las frondosas ramas de las dos ceibas que orgullosas se erguían en el corazón del pueblo, danzaban al compás de una marimba cuache. Pedro Ixim, con el alma de espumuy, lloriqueaba en soledad, y tejía laberintos. Desde que María Chirimía había desaparecido en el río Huista, se volvió un ermitaño, un extremado solitario.
En su morral siempre cargaba el güipil que a ella más le embelesaba. Continuamente lo acariciaba, y de sus ojos brotaban a borbotones las lágrimas de pesadumbre.
Como a las once de la noche, cuando el pueblo cabeceaba y sus habitantes habían caído en brazos del sueño, divisó a una mujer que iba rumbo al río.
Conforme iba acercándose a ella, su alma comenzó a despertar y a embriagarse de alegría, ya que la mujer parecía ser María Chirimía.
Mientras admiraba la belleza corporal de la mujer, gritaba a todo pulmón: ¡María Chirimía! ¡María Chirimía!, espérame.
Ella, con un sensual movimiento de mano, lo invitó a seguirla.
Ya en la vega del río, ella se detuvo, y él, muy ansioso, la abrazó.
Pero grande fue su sorpresa cuando la mujer le dio la cara de caballo, cuyos ojos eran candentes, como tizones de roble. Pedro Ixim cayó de bruces, perdiendo el sentido, y si no es por unos cazadores, la Siguanaba lo hubiera devorado.
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JUAN HUISTA Y LA LLORONA
FUENTE: Leyendas de Santa Ana Huista, Huehuetenango, Guatemala. Elder Exvedi Morales Mérida.
El pueblo de Santa Ana Huista que es un pentagrama oloroso a primavera, despertaba perezosamente ese día, mientras en Agua Zarca, Juan Huista la buscaba…
Hacía tres días se había marchado sin saber porqué…
En la cabeza de Juan Huista peregrinaban muchas ideas.
Quería hacer retroceder el tiempo para no cometer los mismos errores.
-Soy un dundo. No le gustaba que yo me atacara de guaro-, pensó, y luego lloró largamente, con un llanto quedito.
En Lop le dijeron que la habían visto del brazo de un muchacho de Monajil, y fue hasta entonces cuando, en el fondo más íntimo de sí mismo, germinó la más negra tristeza, por lo que emprendió el viaje a Huista* a consumir licor en la cantina “Los Chucules”.
-Ahora, sólo la cusha me va a tranquilizar-, murmuró.
Su corazón ya era un nido de tristeza.
Cuando llegó al pueblo, la noche comenzaba a caer como ennegrecido telón de teatro tenebroso. Y bajo la sombra tutelar de una de las ceibas, encontró a su compadre Pedro Ixim, quien, no está de más decirlo, siempre llevaba su tecomate rebosante de aguardiente.
-¿Por qué está tristeando compadrito?
-Si supiera porqué-, respondió sollozando Juan Huista.
En la cantina “Los Chucules” consumieron licor.
A las once de la noche, Pedro Ixim enfiló por la calle Real, con destino a su rancho, y Juan Huista se quedó bajo la sombra de una de las dos ceibas, paladeando un sabroso recuerdo, y platicando con la nostalgia. Mientras tanto, los pájaros, con racimos de cantos, ofrecían sus trinos, en las vigorosas ramas del árbol nacional.
Lloraba. Se lamentaba. Y las sombras nocturnas, como nefastos zanates, anunciaban un suceso espeluznante.
A eso de la medianoche, divisó a una hermosa mujer que corría enloquecida, lanzando sus alaridos y él, poseído por un escalofrío, solo alcanzó a decir: ¡Es la Llorona!, y perdió el sentido.
Al siguiente día, lo encontraron agonizando.
*Llamo Huista, a Santa Ana Huista, porque personas de otros pueblos y del mismo pueblo, lo denominan así desde tiempos remotos, por ser el primer poblado denominado Huista.
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Ixcan
Cantaautor invitado: Alejandro Arriaza
Los dioses decidieron fijar su residencia en el Ixcán,
tejieron un huipil de selva verde, colgaron un chachal
hecho de estrellas.
Y luego permitieron que los hombres habitaran su
morada.
La milpa floreció entre la montaña, los niños jugaron
con la luna,
los dioses decidieron instalar el paraíso en el Ixcán.
Los árboles espiaban su belleza reflejada en el Chixoy,
los pájaros cantaban sus romances y hasta el sol
trataban de elevarse.
La tierra bondadosa era la madre de la espina y de la
flor.
Pero un día llegaron los hombres del fuego y la guerra,
quemaron la milpa, regaron con sangre la tierra.
Los hombres y las mujeres dejaron su hogar
y hacia el amargo exilio hubo que marchar.
Los dioses abandonaron su paraíso, todo cuanto estaba
hecho se deshizo,
los días de la alegría quedaron atrás, la muerte se hizo
dueña del Ixcán.
Los montes conocieron la furia del señor de Xibalbá,
los gritos de la bomba y la metralla tronaron en la selva
noche y día,
el viento era el gemido moribundo de la selva
desgarrada.
Las aguas del Xalbal corrieron rojas, las nubes se tiñeron
de cenizas,
los montes conocieron la furia del señor de Xibalbá.
La risa de la selva fue tomada prisionera y torturada,
bajo el polvo de todos los caminos brotaron
cementerios clandestinos.
El cielo lloró sangre lamentando el genocidio del amor.
Pero más poderosa que el odio, la guerra y la saña
fue la voz del corazón de la montaña
y aquellos que un día lejano debieron marchar
a casa decidieron regresar.
La furia del pueblo libre y organizado fue como la fuerza
de cien mil tornados
y quienes les aplastaron con su bota vieron que su
fuerza había quedado rota.
Luego de la noche fría y despiadada se vino el gozo de la
madrugada.
¡La muerte y el dolor no volverán a pasear por las
montañas del Ixcán!
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Muerte
El ser busca y permanece en la luz
como una gota cristalina la traspasa
como la obscuridad al rayo del dìa
asì es el cambio, continuaciòn de vida
obsequiando libertad al espìritu.
Por eso el dìa que nos transformamos
volamos al ritmo, en el ala del tiempo
porque el saber vivir, otorga la felicidad del cambio
se transforma el ser, regresando al orìgen
en el centro del todo, de una galaxia.
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En tu Regazo de Nuevo a la Vida
Fotografo: Elisabeth Schreiner
Autor invitado: Isaura Moser
Nuestra madre dadora de vida, no puede creer que los mismos humanos corten la vida fìsica de manera tan moustrosa, porque ella nos ha dado todas las cualidades y capacidades para crear armonìa y paz……
La luna testiga de tanta crueldad, envolviò en su luz, protegiendo el espiritu de los que tuvieron que irse en medio de tanta violencia.«Nadie posee el derecho de quitar una vida abruptamente, porque rompe con las leyes naturales e ingresa a la locura de la deshumanizacion»
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El Manto Sagrado
Fotografo: Elisabeth Schreiner
Autor invitado: Isaura Moser
El manto de nuestros ancestros, nos protege, nos impulsa, creando nuestro presente y futuro con suavidad, con ternura.
Caminando con el Linaje Maya, en caminos pedregosos, sintièndo profundamente que somos capaces, de vivir o de transformarnos a la otra forma de vida.
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Madre Naturaleza
Fotografo: Elisabeth Schreiner
Autor invitado: Isaura Moser
La madre naturaleza, ama a sus hijos…….siempre presentes sobre su corazòn.
Es la energìa eterna del amor, que dura y perdura por todo el ciclo solar.
La ventana de su visiòn, no pierde la esperanza, porque tiempo es una palabra que se pierde en las estrellas.
Observa la vida que gira alrededor de ella, porque sòlo existe la transformaciòn de vida, como una mariposa en su metamorfosis.
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Homenaje a la Mujeres Ixiles. San Gaspar Chajul, San Juan Cotzal, Santa Marìa Nebaj, departamento del Quichè.
Fotografo: Elisabeth Schreiner
Autor invitado: Isaura Moser
La sencillez de la sabia abuela Ixmucanè, sostiene con ambas manos la vida eternamente.Conectada con el hilo que forma el tejido en su regazo.Tejido surgido de la vida, que entregaron por alcanzar la justicia nuestros hermanos.
Ellos alimentan nuestra cultura y viven energèticamente abrazados a nuestras raìces, con sus pensamientos e ideales.
Nacen y renacen en la concentraciòn del UNIVERSO.Dedicado a todos los que han perdido materialmente a sus seres queridos, producto de la ignorancia de nuestros gobernantes.
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Ch’umil
Autor invitado: B’alam Kitze
Bastan solo seis letras
para decir tu nombre………
para sentirlo
Este cielo es pequeño.
El cielo nocturno me ata a tu nombre
y a tu esencia.
Ch’umil:
Anoche no te vì en el cielo,
no estabas en la cintura de Oriòn,
no estabas en la Osa Mayor;
tampoco en la Cruz del Sur…….
Dònde estaba tu luz Estrella?
Detràs de esa niebla?
Detràs de esa nube?
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Estoy Pensando en tì
Autor invitado: B’alam Kitze
Estoy pensando en ti,
La más bella Estrella de la Vía Láctea
A la que mis abuelos rendían culto en la Canícula.
Estoy pensando en tì…
Tigresa de la Dulce Sonrisa
Como B’alam Ki’tze’,
Gran Abuelo Jaguar.
Estoy pensando en tì…
Mujer del más tierno sibaque de Chinantón
Con el que tejieron tu piel tersa
Estoy pensando en tì…
Imagino tu dulce voz – porque no me queda de otra-
Pero la poesía me permite escucharte como un susurro de caracola
tarareando tus canciones favoritas
Estoy pensando en tì…
Porque te amo desde el primer momento en que me perdí en tus ojos leopardos,
Es un amor de poesía… que no sé cuándo nació…
lo que sí sé es que no morirá jamás…
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