mayo 2014
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Abya Yala: ¿Por qué nos inculcaron el miedo a la muerte?
Autor invitado: Ollantay Itzamná
El mes de noviembre nos muestra destellos sobre la concepción precristiana de los pueblos y civilizaciones aborígenes de Abya Yala sobre la “muerte”.
Desde los pueblos indígenas de México, pasando por los de Centroamérica, hasta los pueblos indomestizos de Suramérica, celebran con algarabía y derroche de colores la fiesta de los difuntos. En algunos pueblos de Mesoamérica, desde finales de octubre las familias visitan con bandas de música a los panteones o cementerios para anunciar y convocar a los difuntos “que la fiesta está ya por llegar”. Los maya chortís de Honduras, hasta finales de noviembre aún continúan celebrando el siquín (altar y comida comunitaria): “Aunque ellos (los difuntos) siempre están con nosotros, todo noviembre especialmente ellos están en la comunidad”, indica Don Timoteo López.
Zapotecos (México), aymaras y quechuas (Bolivia y Perú) celebran la fiesta de difuntos entre calaveras y las cruces, pero con jolgorio, no acongojados. Entre finales de octubre y primeros días de noviembre, Oaxaca completa se inunda de calaveras, flores, chocolate, panes, tamales, música, comparsas en las calles. Allí no hay lugar para pensar la muerte como una pérdida o un final, sino como una fiesta que abre a la vida en un nuevo ciclo. En la Abya Yala profunda, la fiesta de los difuntos es uno de los actos de resistencia sociopolítica más asombrosa que aún persiste contra la dominación cristiana-occidental.
Las crónicas de la Colonia indican que en la fiesta de difuntos las familias andinas subían a los chullpares o pukaras (lugares sagrados precristianos) para reencontrarse, celebrar, comer y beber chicha con sus seres queridos. Difuntos con más de tres años de antigüedad eran bajados a las casas, y en la fiesta de difuntos los sacaban en andas para hacerlos pasear por las calles y caminos de las comunidades. Siempre con abundante comida, bebida, música y baile. Hasta ahora, en la zona andina, se sigue sacando los cráneos (ñatitas) de los seres queridos para que escuchen la misa en las iglesias.
Pueblos como nahuas o zapotecos, en la fiesta de los difuntos, no sólo preparan altares nutridos de comida, bebida, candelas, etc., sino que también en los altares ofrecen regalos de ropa y alhajas para sus seres queridos. “Le compro, por ejemplo, la blusa que le gustaba a mi mamá, luego de la fiesta me la pongo yo”, indica Cleotilde Hernández, indígena nahua.
Las familias zapotecas, no sólo llevan comida y bebida al panteón para dejar a sus difuntos, sino que comen y beben con ellos alrededor de los nichos. La noche del 31 de octubre, y los días siguientes, ciudades, pueblos y familias se trasladan casi por completo a los cementerios, no para llorar, sino para comer, beber, bailar y reír entre “vivos” y con los “difuntos”. Allí, la línea (concepción) divisoria excluyente entre la “vida y la muerte” se anula casi por completo, dando lugar a la comunidad cósmica.
Es más, vi en algunos pueblos zapotecos (como Capulalpam) que la fiesta de difuntos se convierte en un carnaval lúdico que transgrede lo establecido. Organizan comparsas no sólo para burlase de la muerte y de los políticos corruptos, sino también rompen piñatas en los panteones, estimulan la erótica, la sensualidad y la fertilidad. Así, es casi difícil concebir la muerte como un castigo o como un fracaso.
¿De dónde proviene el miedo a la muerte?
Nuestros abuelos nunca nos hablaron del wañuypacha (muerte como estado). Nos inculcaron el wiñaypacha (vida permanente). Por eso nos enseñaron que nosotros “somos como una semilla”. Que en un determinado momento, cuando cumplimos nuestro ciclo “sobre” la Pachamama nos reincorporamos al vientre o corazón fresco y fecundo de Ella para seguir subsistiendo en interrelación en todo y con todos. No existe la muerte como castigo o fracaso, sino como un “retorno” al útero materno para emprender otro ciclo de vida, y posibilitar así otras formas de vida. Por eso celebramos ese paso del cierre del ciclo de la vida “sobre” la tierra para reincorporarnos al vientre materno, sin separarnos de la comunidad humana-cósmica.
Pero, el cristianismo nos inculcó que la muerte es consecuencia del pecado. Que el pecado se castiga con el infierno. Por tanto, muerte e infierno son casi la misma tribulación. Para el cristianismo la muerte es un fracaso. Un final. Una anulación de la vida. La muerte es malo y la vida es bueno. Ambas, excluyentes entre sí.
Este maniqueísmo dualista, de origen platónico, fue trasplantado por San Agustín, en los primeros siglos, nada menos que en el corazón de la doctrina cristiana. Este maniqueísmo platónico les quita la paz interna a occidentales cristianos o no cristianos. Por más que hablen de la vida eterna (reservado sólo para santos-perfectos), los cristianos, asumen la muerte como el acabose, fracaso, tribulación. Un castigo, del cual intenta apartarse a toda costa.
De esta manera, la zozobra les habita porque intentan divorciarse o esconderse de la compañera más fiel y permanente de la vida, que es ese cierre de ciclo para retornar al vientre materno que llamamos muerte.
Lo más triste es que ese miedo a la muerte, implantado en la estructura psicológica individual y colectiva de las personas, es hábilmente utilizado por los administradores del miedo. Desde entonces, tienen casi de rodillas a pueblos enteros habitados por el miedo a la muerte, impotentes. Esperando sólo la milagrosa mano de Dios. Mientras tanto los doctrineros del miedo y de la muerte disfrutan la dolce vita, mientras sus fieles padecen en el laberinto del miedo. Honduras es un caso y consecuencia patética de este maniqueísmo cristiano.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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JUWINÄQ NA’OJ – 20 CONSEJOS INDÍGENAS
Conocimiento recopilado por: KAJKAN FELIPE MEJÍA.
1. Levántate con el sol para orar. Ora sola(o). Ora frecuentemente. El Gran Espíritu oirá, ciertamente, si le hablas.
2. Sé tolerante con aquellos que han perdido el camino. La ignorancia, la presunción, la ira, los celos y la avaricia (codicia), provienen de un alma perdida. Ora para que ellos encuentren guía.
3. Búscate a ti mismo, por tus propios medios. No permitas que otros hagan tu camino por ti. Es tu senda, y sólo tuya. Otros pueden caminar contigo, pero nadie puede hacer tu camino (o caminar tu senda) por ti.
4. Trata a los huéspedes en tu casa con mucha consideración. Sírveles la mejor comida, dales la mejor cama y trátalos con respeto y honor.
5. No tomes lo que no es tuyo, sea de una persona, una comunidad, de la selva o de una cultura. No fue dado ni ganado. No es tuyo.
6. Respeta todas las cosas que están sobre esta tierra, sean personas o plantas.
7. Honra los pensamientos, deseos y palabras de todas las personas. Nunca los invadas, ni te burles de ellos, ni los imites de manera grosera. Permite a cada persona el derecho a su expresión personal.
8. Nunca hables de los demás de mala manera. La energía negativa que pones en el universo se multiplicará cuando retorne a ti.
9. Todas las personas comenten errores. Y todos los errores pueden ser perdonados.
10. Malos pensamientos causan enfermedad a la mente, al cuerpo y al espíritu. Practica el optimismo.
11. La naturaleza no es PARA nosotros. Es PARTE de nosotros. Ella es parte de tu familia del mundo.
12. Los niños son las semillas de nuestro futuro. Siembra amor en sus corazones y riégalos con sabiduría y lecciones de vida. Cuando crezcan, dales espacio para crecer.
13. Evita herir los corazones de los demás. El veneno de tu sufrimiento retornará a ti.
14. Sé verdadero (veraz) todo el tiempo. La honestidad es la prueba de la voluntad de uno en este universo.
15. Consérvate balanceado. Tu persona Mental, tu persona Espiritual, tu persona Emocional, y tu persona Física: todas tienen la necesidad de ser fuertes, puras y saludables. Ejercita al cuerpo para fortalecer la mente. Crece mucho espiritualmente para curar enfermedades emocionales.
16. Haz decisiones conscientes acerca de quién serás y acerca de cómo reaccionarás. Sé responsable por tus propios actos.
17. Respeta la privacidad y el espacio personal de los demás. No toques la propiedad personal de los demás, especialmente los objetos sagrados y los objetos religiosos. Esto está prohibido.
18. Sé verdadero ante ti mismo primero que todo. No puedes nutrir y ayudar a otros si no puedes nutrirte y ayudarte a ti mismo primero.
19. Respeta las creencias religiosas de los demás. No impongas en los demás tus propias creencias.
20. Comparte tu buena fortuna con los demás. Participa en la caridad.
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Picante placer
Autor invitado: Viviana Ruiz,
El accidente que originó que Cristóbal Colón descubriera América no fue el único afortunado error que el admirante cometió, pues, según se cuenta, cuando regresó al Viejo Continente con la noticia de un nuevo mundo, también llevó consigo un condimento que creyó que era pimienta negra, pero en realidad se trataba de ají (picante o chile). Se considera que el origen de las especies americanas son, principalmente, Brasil y Paraguay. En Guatemala, los primeros indicios que se tienen de este vegetal se encuentran escritos en el Memorial de Sololá (Anales de los Kaqchikeles), en donde se menciona de forma breve su uso como regalo para los señores (caciques) y para eventos u ocasiones especiales, como las bodas. En América del Sur, en cambio, cerámicas y textiles prehispánicos encontrados en Perú y Bolivia muchas veces lo retratan como una planta de gran importancia, no solo como alimento, sino en contextos mágicos y religiosos. Se le debe a los aztecas que en Mesoamérica se le conozca como chile —del náhualt chilli—. En la actualidad, además de ser uno de los condimentos más generalizados del mundo, es utilizado en la medicina popular, por sus propiedades curativas. Los curanderos y naturistas lo emplean para aliviar varios males: calmar dolores reumáticos y musculares, así como de oído, de muelas y/o de cabeza.
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Mineral Preciado Por Los Mayas
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Volviendo.
Llega revoloteando la luz del nuevo verano;
te veo contemplàndolo,
iluminàndolo con tu presencia
al lado de las dalias…….. volando las gaviotas.
Descubriendo lo que quedò; olvidando que te ausentaste.
Volviste como las mariposas y con tu màgico vuelo te alejas de aquì
se llena el vacìo, viene la tormenta, estallando en soledad.
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I’x
Fuerza, luz, suave consuelo
presencia de vuelo de ave
regocijo, cultura de k’atun y b’aqtun
la màs hermosa entre las Diosas.
Energìa con mirada de estrella
cabello peinado en dos trenzas,
alrededor de tu divinidad de ceiba.
Eres hermana gemela de la luna, envuelta en rumoroso oleaje de mar y espuma.
Beso tu rostro, tu mano envolviendome en lo nuestro;
identidad, raìz, fruto y aurora.
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Mi Madre
Suavidad de nube, luz de luna
claridad de aurora, luminosidad de la tarde.
Chispa de alegrìa
regocijo….. escondiendo mi tristeza.
Anteponiendo su abrigo, calor de sol y sombra.
Es usted; delicadeza, cuidado, cariño,
asì son sus pringuitas de Amor………
Es la belleza del rocîo,
que convierte mis momentos en eternos.
Adorada madre:
Su presencia es fuerza natural
pura y verdadera.