soplo
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El Rostro de Cuba
Como un soplo, sin prisa, fuè mi llegada, estaba de pronto entre humanos que sentìan muy profundamente en la era del tiempo .
Mi alma lo adivinaba, mis ojos lo veìan y los demàs derramaban làgrimas convertidas todas en canciones.
Eran personas sabias, que cantaban canciones de sus sentimientos, recordando tradiciones del tiempo de esclavitud, de arduo trabajo , transformàndose en sus bocas como rosas en verso y en poema.
El panorama cambiò,a menos expresivo, en la era moderna donde todo es pequeño y diminuto. Divisàndose a lo lejos, en una neblina tenue, las casas con sus techos.
Solo las mujeres presentes, ataviadas en la ocupaciòn de tejer sus tradiciones; y asi distraer a las futuras generaciones.
Mi ser sentìa angustia, un ahogo interno, pero la misma representaciòn de la mujer se encargò de guiarme hacia una salida, la salida a la libertad de actuar.
Mis ojos divisaron esa calle, ese camino que conduce al mar de la vida.
Una mulata vino a mi encuentro, como en sùplica de joya escondida, en compañia de un ser muy amado atrapado en trance de amargura.
Algo buscaba, algo anhelado, inalcanzable, perdido……tuve el sueño de poseer el tesoro para matar su desgracia pero nada pude hacer por esa mirada, por ese ser erguido y cabizbajo; en ese contraste de vida.
Jamàs olvidar a todos los sabios, que con sus ojos profundos, mensajes te envian; haciendo nacer en sus instrumentos bellas melodìas, incrustadas en auroras y deseos de pasiones que se suavizan; a travès del matiz del verso y de la expresiòn de trabajo en compañìa del sol de aquellos rostros morenos.