pueblos.
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Existencia y Cultura
AFP PHOTO/Johan ORDONEZ
Explosion de colores, manto, canto.
Energìa de primavera; sol, emociòn.
Profundidad, vacìo, pàlido rostro de barro y esmeralda.
Orìgen; cimiento de murmullo de quetzales
vuelo en ansiedad de bosques repletos de humedad
lluvia y regocijo de almas solitarias
alimentando la esperanza de la gente de maìz.
Grito de alegrìa, por la paz de los pueblos,
vida, muerte. Transformaciòn y nacimiento.
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Conductas.
Muchas veces los grupos poderosos
y los gobiernos han buscado silenciar
las realidades de los Pueblos.
Pero las necesidades siguen existiendo.
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Generaciones
En el patio de mi casa, oigo el chirrido de chicharras, camino hacia el sitio y veo que las hojas de la milpa han pasado de verde a secas. Es asì como el tiempo hace su recorrido recordàndonos que es hora de pensar tambien en el antaño, en lo que fuè y aunque no es, eso sigue siendo hasta en nosotros mismos. Cosas, que aprendimos de nuestros bisabuelitos, abuelitos y que ponemos en pràctica automaticamente. Algunas cosas que, se fueron en el rìo del olvido, pero que siguen grabadas en en inconciente de nosotros mismos, muchas veces sin percatarnos.
La forma de peinarse, el pañuelo al descuido, los colores de la ropa, la forma de hincarse o levantar la cabeza, la amabilidad o las palabras resecas que no quieren salir de nuestras gargantas, todo eso tiene su historia en el tejido de las generaciones. Cuyo hilo no termina, es invisible e infinitamente teje; la historia de nuestras familias, pueblos y naciones y claro siempre amarrado en el t‘zute de la cultura, con su refajo de costumbre hermosa, flexible.
Con el corazòn humano cargado de lo bueno, de lo obscuro, buscando donde esta el termino medio que conviene para disfrutar la consecuencia de nuestras actuaciones.
Luego pasamos de niños a ser jòvenes fuertes, con identidad, como las rocas invencibles, serias ante la injusticia de las cosas.
Luego a la edad adulta en donde luchamos con lo posible y los valores de nuestra cultura nos refrescan de esperanza.
De mayores pensamos menos en nosotros como individuos, hemos aprendido que lo logrado es para los que vienen y asì nos sigue persiguiendo la esperanza, como una pequeña pausa destinada al descanso.
Cada generaciòn deja algo posible, lejano, pero lo valioso es encontrarlo, porque està escondido en el corazòn de alguien que tiene que donarlo, remitirlo, tranmitirlo para que perdure.
Ademàs deja algo impercedero en cada miembro de las distintas generaciones, no debemos de llevarlo con nosotros al regreso de la vida, debemos dejar esa luz de luna, ese sol para que la tierra quede iluminada, para que las plantas y la vida de los animales continue en su paso infinito por el circulo de la vida.
Descubramos que es el valor que debemos transmitir a los nuevos, a los jòvenes a los niños que comos juncos junto al rìo, crecen para seguir la huella, de la vida natural.
Es como un don dejado al azar, o el canto de un guardabarranco anunciando la lluvia, puede ser el grito de libertad, igualdad y justicia trabado en la garganta, naciendo a la par de una aurora nueva.
Regreso de la milpa, ha entrado la noche. En medio de mis pensamientos y sus reflexiones, brillan las estrellas, recuerdo que nos fuè dicho que cuando la vida se transforma, a ellas volvemos porque somos polvo de ellas.