Wakib I’x
Autores Invitados : Carla Cofiño y Jose Coutiño
No hay esfuerzo que podamos hacer para aquietarnos. La verdadera quietud viene naturalmente de momentos de soledad, en que dejamos que nuestra mente se asiente.
Tal como el agua busca su propio nivel, la mente gravitarà hacia lo sagrado.
El agua turbia se volverà clara, si se le permite quedarse tranquila y asì tambièn se aclararà la mente, si se le permite estar en calma.
Ni el agua, ni la luna hacen ningùn esfuerzo por lograr un reflejo. De la misma manera, la meditaciòn serà natural e inmediata.