A Èl
Se le negò su lengua, la forma original de llamar por su nombre a las cosas, para aprender a llamarlas de otra forma, de otro modo………….
Se hizo amigo del silencio y del sonido del viento que se prende en el monte, en el frìo de noviembre.
Solo su inseparable compañìa; caballo y perro le brindaron voluntad al dueño absoluto del tiempo, señor del campo.
Su relaciòn con la madre tierra y las plantas era pura, porque conocìa la manera de hablarles, de platicarles; entendiendo su idioma, compartiendo momentos.
Dedicando riqueza; un tiempo que poseìa soles o lunas, sombras o luz.