GUATEMAYA
Autor: Elder Exvedi Morales Mérida.
Guatemaya,
con impetuoso amor te canto.
¡Oh!, mi alma se empapa de júbilo
al escuchar tu nombre ¡dulce trinar de pájaros!
al oír el tremolar de tus marimbas
con sus ecos celestiales.
Guatemaya,
con mi voz de milenaria milpa te canto.
Tus esplendorosas y misteriosas bellezas
me embriagan perpetuamente,
por eso soy cantor.
Yo les canto a mis hermanos campesinos,
porque con inenarrable sacrificio
hacen fructificar los campos,
porque desde el alba hasta la caída del atardecer
desempeñan su ruda labor con amor.
¡Yo canto mi rebeldía,
porque su trabajo es despreciado y mal pagado!
Guatemaya,
yo bendigo a los que luchan
por tus hijos desposeídos.
Yo bendigo al hermano
honrado y laborioso.
Yo desahogo mi desencanto
porque continuamente me sumerjo
en tu desgarradora realidad
y lloro mi impotencia por no poder ampararte.
Se apesadumbra mi ser
al ver las manos callosas vacías,
los niños desprotegidos
y los hijos tuyos oprimidos.
Guatemaya,
¡Oh, mi pueblo: héroe y mártir,
la sangre derramada de los inocentes
reclama justicia!
Guatemaya,
¡quisiera ser tempestad,
para eliminar a esos
que usan al pobre para enriquecerse,
a esos que pisotean la dignidad de mi prójimo!
¡Oh!, Guatemaya,
estoy cansado de verte arrodillada,
hartándote de miseria,
de ver nacer generaciones cegadas
por el poder y el dinero.
Estoy hastiado
de tantas amarguras tuyas,
por eso,
alzo mi voz de protesta
ante la injusticia que sufres patria mía.
Reclamo libertad, igualdad y bienestar para ti.
Guatemaya,
ya mis ojos están marchitos de tanto llorar.
Llevo tus dolores inmersos en mis entrañas,
porque en mí estás enmarañada…
Guatemaya,
mi corazón grita su atroz dolor
porque tantos te venden y te prostituyen
como si fueses ramera o mercancía.
Me martirizan tus alaridos de suplicio al desgarrarte,
y aún así pronuncio tu sagrado nombre
con reverencia, dulzura y orgullo.
¡Cómo quisiera borrar tus desventuras y tus desdichas!
¡Cómo quisiera disipar tus hondas penas!
¡Cuánto daría para abrir anchos caminos de paz para que camines feliz!
¡Cuánto daría para que el día supremo pronto llegue!
¡Cuánto daría para que en breve se enciendan los amaneceres!
Guatemaya,
antes de partir quiero decirte
que no han dejado de latir los corazones
de tus hijos benignos
que se fueron involuntariamente…
Guatemaya,
antes de marcharme
quiero suplicarte perseveres
y esperes la primavera.
Guatemaya,
aviva tu esperanza
porque pronto germinarán
tus hijos sabios y altruistas.
Guatemaya,
tu agrario nombre que atraviesa mares
ya no será empañado;
tus artistas, tus intelectuales y tus líderes bondadosos
ya no sufrirán más persecución ni muerte,
ya no crucificarán más jesucristos.
Guatemaya,
te canto,
porque soy tu poeta enamorado.
Proclamo a jubilosas voces
que yo fecundo surcos
para que tu extrema pobreza
salga huyendo de tus senderos…
Guatemaya,
te canto mi desaliento y mi tristeza,
pero también mi colosal esperanza,
porque tiernamente me dulcificas.
¡Qué nuestra bandera ya no ondee en manos imbéciles y asesinas!
¡Qué ya nadie te prostituya y te comercialice!
¡Qué pronto se abran de par en par
las puertas de los corazones bondadosos
para que Dios more en ellos, y así reine la paz!.