Pertenencia
El planeta tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a el.
No podemos ni comprar el cielo, ni la lluvia o el viento, porque son parte del todo, el todo nos posee, somos parte de el.
Con el corazòn inclinado le debemos respeto y gratitud a cada pedazo de tierra, cada àrbol, a cada elemento que nos rodea porque nos permite la vida y el sentimiento de vivir.
Admirando, amando cada bosque, animal, incluso las arenas del desierto y del mar, ya que forman parte de nosotros mismos y del corazòn de los pueblos que habitan el planeta.