Separados
En el juego curioso de la vida
un cristal invisible nos separa.
En vano tratando de tocarnos
sintiendo intensamente
hasta el encendido sonido de tu mente.
No puedo ni debes tocarme
ni siquiera las manos inertes de tanta espera.
Te siento cerca
como la lluvia fresca
llovisna frìa
en un verano ardiente.
Que quema, acaricia y termina
apagando la ùltima gota de esperanza.